DIVAGACIÓN 11 Vuelvo a salir a la calle, la ropa vuelvo a comprobar si está bastante seca; sí, bien seca ella está. Las horas son eternas sin recompensa de eternidad. «¿Existirá lo eterno?», me pregunto, pero no me quiero contestar. Releo algunos escritos viejos, pero no me aclaran nada. Tampoco tienen que ver con la pregunta. ¿Para qué ha sido entonces preguntada? Recuerdo que no tengo mascarillas y que tampoco tengo pan. La farmacia no tiene existencias y la panadería cerrada está. Mis pensamientos se dispersan, ¿y si me pongo a rezar? «¡Pero si tú eres ateo!», se atreven ellos a contestar.
El dedo en la llaga, le pese a quien le pese. Auto ensalzamiento de mi figura artística y cultural.