DIVAGACIÓN 21
Hoy
he recibido la triste noticia
de
que no me puedo vacunar,
pues
todavía no hay vacuna
ni se
sabe cuándo la habrá.
¿Enferman
los enfermeros
y los
médicos son medicados?
¿Saldremos
de aquí sabiendo algo
o
seguiremos siendo engañados?
Mi
madre está bien, por suerte
—Dios
mediante, pues ella cree—.
El bicho
de momento la ignora,
y a
su hijo por ahora también.
Lo de
mi desamada es más preocupante,
pues
no sé dónde ella está,
y me
tiene preocupado
de que
el virus no la pueda encontrar.
Me
vuelvo a dar cuenta
de que
se ha pervertido mi corazón.
Prometo
que no soy así,
que
es este encierro el inductor.
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