DIVAGACIÓN 11
Vuelvo
a salir a la calle,
la
ropa vuelvo a comprobar
si
está bastante seca;
sí,
bien seca ella está.
Las
horas son eternas
sin
recompensa de eternidad.
«¿Existirá
lo eterno?», me pregunto,
pero
no me quiero contestar.
Releo
algunos escritos viejos,
pero
no me aclaran nada.
Tampoco
tienen que ver con la pregunta.
¿Para
qué ha sido entonces preguntada?
Recuerdo
que no tengo mascarillas
y que
tampoco tengo pan.
La
farmacia no tiene existencias
y la
panadería cerrada está.
Mis
pensamientos se dispersan,
¿y si
me pongo a rezar?
«¡Pero
si tú eres ateo!»,
se atreven ellos a contestar.
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