DIVAGACIÓN 16
Otra
vez vuelven las brumas
tejiendo
telas sin telar.
Telaraña
enmarañada
para
incautos atrapar.
El
estallido casi me alcanza,
se
hace añicos mi cristal.
La
luz se vuelve mortecina,
mis
presagios se oscurecen aún más.
Se
fragmenta mi pensamiento errante
con
un estruendo al reventar.
Mi
visión se vuelve errática:
soy un
vagabundo a enjaular.
La
irrealidad me abre sus puertas,
me
ofrece su sincera amistad:
«¡Deja
ya ese clavo ardiendo
al
que te intentas agarrar!».
Mira
la jauría de cazadores que,
sin
pieza alguna que cazar,
se
tornan en cazados,
presas
de su triste realidad.
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