DIVAGACIÓN 10
Mi
café no tiene espuma
ni yo
espumadera que espume,
y en
la dichosa ventana
no se
percibe ningún perfume.
El
gorjeo de la córvida urraca
me
destempla los nervios.
«¡Vete
a tu córvido nido!,
¡picotea
tus tiestos!».
Los
gatos se tornan señoritos;
plumas,
catar no quieren.
Las
tienen a un felino salto,
pero las
sobras vecinales prefieren.
Abro
raudo la ventana,
pero
vuela hacia una metálica señal.
Me
mira desafiante desde su altillo,
me
empieza a rechistar.
La
amenazo con un palo.
En el
fondo siento compasión;
no vale
para una buena salsa
ni
tampoco para un buen arroz.
Comentarios
Publicar un comentario