DIVAGACIÓN 5
Me aposento
frente a mi ventana
con
esperanza de ver a alguien pasar,
pero no
pasan ni las ratas a hurtadillas
y el
hambre a los gatos los hace maullar.
Lorenzo
asoma con timidez sus manos,
pero
pronto las tiene que recoger.
La
ventisca, con su cortante hacha,
anuncia
que pronto va a llover.
Eolo
entona su gutural canto
coreado
por su siniestro orfeón.
Siento
escalofríos hasta en las entrañas,
escondido
bajo mi edredón.
La
patrulla de las ánimas errantes
hace
en la calle su aparición.
Corro
a bajar la persiana
antes
de que fumigue mi dolor.
El
que te cuento cuenta cuentos,
aparece
en mi divagación
contándome
su pérfida historia.
Empiezo
a apuñalarlo sin remisión.
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