EXTRAÑOS PRESAGIOS
(PARTE 2)
Cada segundo era eterno,
cada minuto interminable,
las horas ni te cuento,
y la desazón insoportable.
El no saber me ahogaba.
¿Por qué esa voz en mi mente?
¿Quién me devoraría?
¿Qué pasaba realmente?
No tardarían mucho tiempo
en aclarase mis dudas,
en mostrarse el esperpento,
en despejarse mis brumas.
La sacudida fue violenta,
como un gran estallido.
Temblaron mis cimientos,
todo lo conocido.
Llegados a este punto,
haré un alto en el camino
para que sientan en sus carnes
lo que en las mías fue sentido.
La espera desespera
e irracionales nos mostramos.
Queremos que todo suceda
cuando nosotros decidamos.
Casi que me imagino
cómo es el escucharlos.
¡Venga, hombre, sigue!
¡No nos dejes a cuadros!
Lo siento por ustedes,
pero soy yo quien decide
cuándo seguir con el relato
y también el qué decirles.
No nos pongamos violentos,
la paciencia no está de más;
para mí también es duro
volver a aquello recordar.
El caso es que del momento exacto
no me acuerdo muy bien,
no sé si por un hechizo
o por memoria de pez.
Una fuerza desconocida
de pronto apareció;
su mirada estaba vacía,
sin rastro de emoción.
Nadie podía verla,
solamente yo.
Yo sería testigo
de esa maldición.
«Entrégame tu espíritu»,
la aparición me exigió,
«porque si no lo haces
lo tomaré a la fuerza yo».
Un escalofrío
mi cuerpo recorrió,
pero me mantuve firme,
mi voluntad no cedió.
«Muy bien, como quieras»,
en susurros me habló,
«tú serás el culpable,
sembraré mucho dolor.
»Repartiré discordia,
corazones corromperé,
provocaré desorden,
y de sueños me alimentaré».
Cinco días y cinco noches
con visiones me atormentó,
cinco días interminables
y cinco noches de horror.
Al llegar al sexto día,
de nuevo se presentó.
«¿Has tenido bastante
o quieres otra ración?».
(CONTINUARÁ)
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