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100 - CONCURSANDO

 

CONCURSANDO

 

Aconteció una mañana

sin saber por qué;

puede que estuviese dormido,

o que no durmiese bien.

 

Me remojé la cara,

me preparé el café

y encendí la caja tonta,

que ahora es interné.

 

No sé si es zapping,

o se dice navegar;

de estas frases modernas

nunca me voy a enterar.

 

El caso es que un anuncio

llamó mi atención:

«¡Concurso de poesía,

premio para el ganador!».

 

Con mi mejor estilo

y mi mejor disposición,

todo mi teclado

se llenó de amor.

 

Al prójimo, por supuesto,

por supuesto que no;

amor a la remuneración

para sufragar mi pasión.

 

Disfracé mi hipocresía

de cinismo radiante

y, diccionario en mano,

me puse a contar consonantes.

 

Todo me quedó perfecto,

una auténtica baguet,

artificial como la vida misma,

sopa de sobre vendida como consomé.

 

Busqué bellas palabras

que pudiesen motivar,

y omití todas aquellas

que pudieran molestar.

 

Lo más bonito de todo

fue el fallo del jurado:

la gloria para mí,

y que se joda el Coronado.


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