Ir al contenido principal

85 – SOLIDARIDAD DIVINO TESORO

 

DIVAGACIONES POÉTRICAS DE UNO QUE NO SABE

85 – SOLIDARIDAD DIVINO TESORO


-Escribo autopublicado

por favor se solidario,

lee mis escritos

que mi esfuerzo me han costado-.


-Yo también escribo así,

tú me lees y yo te leo-.


-Lo siento pero no tengo tiempo;

todavía no he acabado Canción de hielo y fuego-.


-Somos músicos independientes

por favor escúchanos,

nos lo curramos mucho,

tenemos que ayudarnos-.


-Yo también grabo así,

tú me escuchas, yo te escucho-.


-Lo siento pero no tengo tiempo;

el último de cualquier famoso me mola mucho-.


 “Y así andamos por aquí;

yo debo hacerte caso

y tú solo interesándote por ti”.

By Coronado Smith

Comentarios

Entradas populares de este blog

63 – ¿Y AHORA QUÉ, EHHH?

  DIVAGACIONES POÉTRICAS DE UNO QUE NO SABE 6 3 –  ¿ Y AHORA QUÉ, EHHH? Polvorones de canela, mantecados de limón, mazapanes de almendra; hoy estoy de divagación. No se a qué viene esa cuestión ni que razón la engendra, ahora se plantea una interrogación; toca andarse con cautela. Ya estoy imaginando la novela: “ el poeta está para trepanación”. ¿A que no saben ustedes que es la cendra? ¡No!, no es una simple licencia de creación. By Coronado Smith

10 - MAL DE MALES

  MAL DE MALES   La rutina muestra visos de su fealdad; maloliente encrucijada atrapada en su disfraz.   Bostezo prolongado, acomodo a lo banal; decadencia de la mente, cuerpo a marchitar.   Canción de adormidera, emociones a aletargar, bajón de los sentidos, apatía a progresar.   Estramonio venenoso, sueños a inmovilizar, desgana desganada, muchas ganas de escapar.   ¿Por qué no llegas pronto? ¿Por qué he de esperar? ¡Quiero que se rompa todo! ¡Que todo vuelva a empezar!

100 - CONCURSANDO

  CONCURSANDO   Aconteció una mañana sin saber por qué; puede que estuviese dormido, o que no durmiese bien.   Me remojé la cara, me preparé el café y encendí la caja tonta, que ahora es interné.   No sé si es zapping , o se dice navegar ; de estas frases modernas nunca me voy a enterar.   El caso es que un anuncio llamó mi atención: «¡Concurso de poesía, premio para el ganador!».   Con mi mejor estilo y mi mejor disposición, todo mi teclado se llenó de amor.   Al prójimo, por supuesto, por supuesto que no; amor a la remuneración para sufragar mi pasión.   Disfracé mi hipocresía de cinismo radiante y, diccionario en mano, me puse a contar consonantes.   Todo me quedó perfecto, una auténtica baguet, artificial como la vida misma, sopa de sobre vendida como consomé.   Busqué bellas palabras que pudiesen motivar, y omití todas aquellas que pudieran mol...